Jesús curaba a las personas imponiendo sus manos o tocándolas. Pero todo proceso de curación se iniciaba por medio de la conversación. Sus palabras iniciaban procesos de sanación interior que conducía a las personas a profundizar en sus vidas y descubrir la dolencia real que las aquejaba. A través de la meditación de los relatos de curación podemos iniciar también nosotros procesos de sanación interior. Si dejamos que las palabras de Jesús reposen en nosotros y nos alimentamos de ellas también nos sanarán y transformarán.
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