La mayor experiencia del amor es sentir estar unido a otro.
El amor nos hace permanecer junto a la persona amada. Nosotros somos criatura amada de Dios. Somos su creación, su amada creación. Él es nuestra fuente de vida y de esperanza. Permanecer unidos a Él por medio de la oración, de la meditación de su Palabra o de los sacramentos, es amar a Jesús y alimentar nuestra vida con la suya. Por el contrario, el mayor gesto de soberbia es creer que podemos algo sin Él. Dios quiere nuestra vida, la alimenta y la cuida. La experiencia más bella de nuestra vida es sentirnos unidos a Dios, sentir su presencia y cuidado.
